PUENTE DE CHACAPATA

Puentes como nuestro Chacapata, hay muchos en el mundo. Esta foto corresponde al que está sobre el río Carchis en Tulcán, Ecuador. El mismo río cambia de nombre, un kilómetro mas adelante, cuando está en territorio colombiano, es el Guaitara. Por la vegetación no se puede apreciar, pero es idéntico al nuestro. 
Bella y útil construcción del Puente de Chacapata en Laramate. La mano del hombre hace maravillas cuando se lo propone y lo hacen por amor buscando  el beneficio de la comunidad.

Puente romano sobre el Río Polea, en Asturias. Esta  bella  construcción en el territorio español, por su similitud pareciera aquel que a finales del siglo XIX se construyó en el Río Grande de Laramate y que hasta el día de hoy permanece siendo útil.





El Río Grande de Laramate nace de los manantiales que brotan de las entrañas del Condorillo (noreste), aquel serio vigía que protege al pueblo ya mencionado. Por el lado de Atocata, en la subida hacia Lamocca,  hay innumerables brotes de agua cristalina que al juntarse alimentan lo que al inicio es un gran arroyo para luego convertirse en un gran cauce.  Para la temporada de lluvias el caudal aumenta y se puede apreciar la belleza y la violencia sombría de los andes profanadas por las turbias aguas nuevas del río. Como casi todo río, su inicio es muy humilde. A lo largo de miles o millones de años las aguas han ido formando profundos cañones que dificultan el paso de una banda a la otra y es allí que interviene la mano del hombre que construye rudimentarios puentes con los enormes troncos de eucalipto y de esa forma  se ahorran tiempo para cruzar solos o con sus animales. Tal es el caso del puente que une Chupancancha con Enchocalla. Pero entrañan un gran peligro y muchas veces alguna res o carnero resbaló y al caer en la profundidad desapareció. No es apropiado para el traslado de los animales de una banda a la otra.  El Río Grande baja desde Atocata siguiendo su cauce entre las hondas cañadas para encontrarse con otro afluente que proviene también de las entrañas del Condurillo (lado sureste). Es el Río Lamblama que trae las cristalinas aguas de los cientos de manantiales ubicados en los páramos de Tantarcancha y alrededores. Las copiosas lluvias que caen en estos lugares han originado la existencia de canales subterráneos en la capa freática del suelo, una acumulación de agua importante. El encuentro de estos dos afluentes se produce en el Bajo Samana y el caudal de ambos forman ya el Río Grande. En días de tormentosa lluvia, los ríos aumentan su caudal y desbordan su cauce con violentas avenidas de agua turbia. Ver juntarse ambos ríos es todo un derroche de hermosura natural y es también el reconocimiento conmovedor de la furia de la naturaleza. Si antes de este encuentro, uno estaba maravillado al contemplar las riberas vestidas por el intenso verde esmeralda de la hierba o de las extensiones de alfalfa o de las chacras con la siembra de papa, ahora, después de ese violento encuentro sentimos pavor al ver como dichos sembradíos desaparecen, al ser arrastrados como plumas.


En nuestro imaginario viaje, seguimos río abajo, hasta llegar  donde están los numerosos pozos de agua termal. Existe en este lugar un paso natural, una zona plana apropiada para que los animales y dueños puedan cruzar en dirección del pueblo. Cuando la creciente del agua llega, es penoso ver que el cruzar de la gente y de sus animales se hace difícil, el río está "bote a bote". Los pozos de agua termal, desaparecen bajo la furia de la riada. Año tras año, la violencia de las aguas nuevas han cobrado muchas vidas de animales. Entonces, año tras año, se construye un nuevo "puente de palos" y para el vadeo de los animales, se eleva una ferviente oración a Dios, y se corre el riesgo de azuzarlos para que crucen  por propio esfuerzo. Al ver las situaciones de dificultad se tienen que tomar algunas medidas y la comunidad reunida en asamblea acuerda realizar un trabajo comunal y para eso se encarga buscar un lugar apropiado para la construcción de un gran puente. Bajo la tutela del Alcalde de ese entonces, principios del siglo XX ( años 1900) señor Maximiliano Tenorio Canales y secundado por el ímpetu que poseen las damas, en este caso su esposa la señora Ibernía Guevara*, se acuerda la urgente construcción de un gran Puente en la zona angosta de La Tenería. Un Puente que en el futuro sería conocido como el Puente de Chacapata (el nombre en quechua significa: chaca: cruzar y pata: alto o elevado, o sea cruzar por lo alto). En otros lugares  del planeta,  nuestra hermosa Tierra hay puentes que sirven para cruzar de un lado al otro, como por ejemplo en la frontera que divide Ecuador y Colombia, (entre Tulcán e Ipiales) en el río Guaytara (río azul), el puente se llama "Rumi chaca" o puente de piedras; y así como estos, en diversos lugares del Perú, hay puentes similares con ese mismo nombre en quechua (por ejemplo en el trayecto entre Pisco y Huamanga, hay otro "Rumichaca") .



La construcción de un puente es un gran desafío. El lugar escogido para edificarlo está ubicado en un despeñadero donde el cauce se va estrechando. El acantilado es peligroso y bello, urge tomar precauciones. Es hermoso ver las enormes piedras talladas por las violentas aguas, que forman las paredes del canal. Tal vez son  millones de años, que las enormes piedras han soportado el paso de las aguas y que fueron dándole caprichosas formas; cada roca es más bella que la otra. El desnivel del lecho del río, ha formado también impresionantes caídas de agua, originando profundos pozos. Y estos, para el imaginario popular, han servido para crear leyendas de mitológicas sirenas. Para finales del siglo diecinueve, en Laramate no hay ingenieros, ni arquitectos. Tampoco existe el cemento, por lo menos en nuestro pueblo. Pero lo que si hay, es necesidad y voluntad. Y también hay pobladores descendientes de españoles. Estos, añoran sus costumbres, sus pueblos y la nostalgia que sienten la vuelcan en construcciones. Por ejemplo la diagramación de lo que sería la plaza de armas, los techos a dos aguas de las casas con tejas de arcilla cocida al horno, los balcones de madera tallada, las jambas en forma de arco en puertas de casonas o iglesia. Para el puente, usaron como ladrillos  las piedras que tan cuidadosamente se buscaron en los alrededores, muchas de las cuales fueron talladas a cincel y comba;  Fueron superpuestas y pegadas unas con otras utilizando una argamasa especial que le dio consistencia. Probablemente esa argamasa fue la mezcla de arcilla con caliza, los mismos materiales que forman al cemento. Tal vez sin darse cuenta, lo inventaron. (Claro que el cemento propiamente dicho se fabricó el año 1824, con esos mismos materiales) en Oregón. Con el paso de los años soportaron terremotos o embestidas bravías de las impetuosas aguas nuevas que retumban a su paso amenazando con tumbarlos, pero no pueden, siguen en pie. Ha pasado más de un siglo y sigue en pie. Sigue siendo tan útil como lo fue desde su inauguración.  Es un edificio al ingenio, es un tributo a la grandeza de sus albañiles. Es bueno reconocer, para que no quede sumido bajo la neblina de la indiferencia, la acción valiente del Alcalde y el empuje de la señora Ibernía Guevara, para que se ejecute esa obra. Esta grandiosa edificación no es la única que se construyó con la colaboración de comités de damas, en Laramate. Ellas, con la armonía de su voz y el fuego celestial de sus miradas, supieron insuflar energías en sus esposos o amigos. Las mujeres laramatinas, como motor de crecimiento y solidaridad, impulsaron las obras por diversas que sean, para el progreso de la localidad. Gratitud, es la palabra que se viene a la memoria, para expresarles nuestro cariño. Seguramente que la señora Ibernía no fue la primera mujer en apoyar a su esposo. La historia es rica en experiencias parecidas. No podemos decir que "detrás de un gran hombre, existe una buena mujer", por que sería desmerecer el singular apoyo de ellas. Actúan como seres humanos individuales y solidarios. En todo caso es bueno  que el hombre sepa que a su lado hay quien lo apoya y le da soporte emocional a su trabajo. Con el paso del tiempo, hubieron mujeres que demostraron temple y han estado a la vanguardia, propiciando con firmeza la realización de obras en favor del pueblo. En proyectos que se necesitaba una mano firme para su realización, ellas actuaron pensando en el bien comunitario y sopesaron el servicio que dicha obra representaría en el futuro. En las décadas siguientes, emulando el ejemplo de aquella señora o acaso superándola, el papel de las mujeres cobraron relevancia. 


Es en el Río Grande, debajo del Puente Chacapata donde los niños y jóvenes del pueblo van a retozar en su fina arena y a zambullirse en los pozos profundos. Durante todo el tiempo de la época escolar esperamos con ansias que aparezcan las primeras nubes que anuncian los aguaceros y cuando las  aguas turbias llegan en diciembre anunciando con fuerte sonido el inicio de temporada saltamos de gozo pues es este uno de los mayores acontecimientos que producen alegrías desbordantes. Con el fuerte caudal de aguas nuevas, las piedras que habían adoptado un color verdusco, se limpian y la profundidad de los pozos se acrecientan  dando lugar a que las sirenas salgan durante las noches de luna llena, a cantar sus melodiosas y almibaradas canciones. El valle se vela en torno mío con un encaje de vapores cuando el sol del mediodía centellea, cuando el Todopoderoso nos mece  en el seno de una eterna alegría. Los viajeros nocturnos tienen que taparse los oídos con algodón para no escuchar las melodías y para no ser encandilados hasta perderse el viaje. Estos señores que viajan a cumplir sus tareas cruzan casi al galope de sus cabalgaduras sobre el Puente de Chacapata. Durante el día es en que los intrépidos muchachos van a zambullirse en los varios pozos, y buscamos con acuciosa curiosidad a las sirenas pero estas se niegan a salir y regresamos defraudados pero al mismo tiempo cansados de gozo y cansados de nadar. Gozamos la magia de un río encantado. Mucho nos entretenemos viendo las enormes piedras que con el paso de las turbulentas aguas han sido pulidas hasta adoptar diferentes formas. Aquel tiempo de nuestra infancia y juventud podíamos disfrutar de la naturaleza de una forma tranquila y divertida.

*Datos proporcionados por el profesor Mario Tenorio Munive

   

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