HACE 26 AÑOS: INCURSIÓN TERRORISTA EN LARAMATE.

En respuesta a los días de fuego cruzado, a las calles erizadas de violencia, se respondió con energía llevando desarrollo, construyendo Colegios y con el retorno de la gente que había huido del pueblo. 
Vista panorámica de Laramate  luego de 30 años del infausto día en que los terroristas de Sendero Luminoso desataron el terror la noche del 9 de agosto de 1991.

¿LUCHA INTERNA O CONFLICTO ARMADO?


El Diario El Comercio de Lima, informa acerca de los acontecimientos que acaecieron en Laramate, cuando los pobladores de aquella zona fueron víctimas de un atentado: "La noche del 9 de agosto de 1991, unos 200 elementos de Sendero Luminoso incursionaron en el pequeño poblado de Laramate. Aquel infausto día, los terroristas, luego de incendiar y dinamitar el local del Banco de la Nación y la Municipalidad distrital, victimaron y quemaron cruelmente a once policías".

Laramate es un distrito que forma parte de la provincia de Lucanas, en Ayacucho. Es un pueblo de gente pacífica dedicada mayormente a la agricultura y ganadería. Siendo gente pacífica, sin embargo se rebelan cuando coactan su libertad o ponen en peligro la seguridad de sus hijos, pero aquella noche de agosto en medio de la oscuridad fueron sorprendidos por una horda de delincuentes que fue llegando inadvertidamente como si se trataran de visitantes atraídos por las fiestas patronales. ¿Quién podía imaginar que a este territorio alejado de la violencia que azotaba otras regiones del interior de Ayacucho, llegarían las huestes de Sendero Luminoso? Se tenía noticias aisladas de que desde hace meses, grupos de personas desconocidas merodeaban la zona de las punas de Otoca y las alturas de Sonconche. Sin embargo, no había ningún antecedente de violencia. La paz reinaba en toda la zona de Las Cabezadas. Nada hacía presagiar que esa gente estaba al acecho como lo hacen las alimañas esperando el momento para atacar. Lo que sucedió aquella noche, no es sino, el epílogo de un constante asedio de los asesinos,  que vestidos de "justicieros", emprendieron un movimiento que terminaría convirtiendo la vida cotidiana en una sangrienta pesadilla. En la imaginación afiebrada de un montón de seguidores fanáticos de militancia comunista, se fecunda la idea de la "lucha de clases" y de que "los ricos no comerán más de tu pobreza" o "no más pobres en un país rico" y se sintieron capaces de impulsar una revolución popular para "traer abajo el estado burgués explotador de los pobres". El caldo de cultivo en el que se desarrolló el descontento era el total olvido de las poblaciones rurales, por parte de los gobernantes. Abimael Guzmán- un siniestro profesor universitario del curso de Filosofía en una Universidad de Ayacucho o visionario utópico-, es un hombre profundamente solitario, un tipo amargado  que vivió sin infancia, arrastrado por las circunstancias desamorosas de su familia, ve la oportunidad de crear su propio ejercito popular, cuando en la Universidad San Agustín de Arequipa aprende  la filosofía del sanguinario dictador ruso: Josef Stalin. 
Abimael Guzmán, se inspira en el accionar siniestro del dictador ruso y a través de él alimenta su odio con la muerte de millones de personas en campos de concentración, presidios, fusilamiento y asesinatos. 'Es allí donde empieza a idear el ejercicio de su futuro mortal oficio de terrorista. Y por todo ese odio visceral que albergaba, es que los pueblos de la zona, que pertenecen a la categoría de los pueblos más pobres del Perú, sufrieron las terribles consecuencias de los ataques demenciales de los grupos terroristas'. Según el periodista británico Simon Strong, "Sendero Luminoso es un hijo abortivo de la secular discriminación cultural contra el mundo indígena, de las desigualdades económicas y sociales (...) del descrédito e inoperancia en el que se encuentra la clase política nacional o de la corrupción generalizada".

En la zona de Las Cabezadas-Llauta, Laramate, Ocaña, Sonconche, Chuya, San Pedro de Palco, Chavincha, Otoca, se tienen noticias de que grupos subversivos asaltan a los viajeros que van en busca de su ganado. Los pequeños comerciantes son advertidos de que tienen que dar alimentos o cupos monetarios. Los campesinos viven asustados, sus carneros desaparecen de sus corrales, sus mujeres son violadas. Por las alturas de la serranía se ven a gente desconocida que acecha los poblados. El miedo se va apoderando, la intranquilidad quita el sueño, las chacras se abandonan y las sementeras se van secando. No es malo tener miedo, lo malo es dejar que el miedo gobierne tu vida, porque entonces no tendrás vida, solo miedo. Muchos huyen hacia la costa arreando sus vacas, las venderán por allí a la mitad de su precio. Las personas mayores que, por no tener familia se quedan, caminan como fantasmas en las calles vacías y en las oscuras y heladas noches. Laramate, que antes era una estación favorable para el descanso de ganaderos y comerciantes que peregrinaban, y servía para que los animales que arreaban puedan encontrar alfalfa madura y abundante para el engorde, poco a poco se va quedando abandonada. Cada aspecto de la vida en el campo y en el pueblo significaba un paso más en el camino a la humillación y la indignidad. Fueron espantosas las atrocidades cometidas por esos grupos de asesinos, haciendo de la humillación y la indignidad, el pan cotidiano. Pero ese tipo de violencia no les parecía suficiente ni a Abimael ni a sus seguidores, otras barbaridades han ensangrentado las páginas de la historia: violaciones, saqueos, muerte de niños en presencia de sus padres o de ancianos que pedían clemencia. No les importó nada.

Aquella noche 9 de agosto de 1991, hay pequeños grupos de gente que abrigados con poncho y chalina conversan en las esquinas. Y otros están en las cantinas. Como es tiempo de fiestas patronales, la gente añora los días de bullicio y algarabía de otras oportunidades. Como la gran mayoría está durante el día en sus ocupaciones de la chacra o ganado, no se enteran de quienes han llegado al pueblo de visita. El pueblo se llena de  visitantes. Así que, si ven a desconocidos no les llama mucho la atención, será alguien que de visita llegó, dicen. Durante las noches frías se abrigan y al hacerlo pareciera que todos están uniformados, los ponchos son del mismo color y textura. Y es allí que los terroristas se  infiltran. Son el grupo de avanzada o de tanteo. Pero el grueso de su ejército recién hace su ingreso cuando ya la mayoría está borracho o adormecido de frío o de licor. Buen  número de ellos hace su aparición por el lado de Pampahuasi y los que ya están en el pueblo se ubican en lugares estratégicos para que nadie pueda salir y los reúnen en la explanada de la Plaza. Sus movimientos fueron sincronizados, mostrando planificación y mostrando además alevosía y ventaja deliberados. No tienen piedad de un pueblo desarmado, indefenso y vulnerable, tan lleno de pánico. Los policías que están guarnecidos en El Puesto, son sorprendidos y los sacan a rastras y bajo amenaza de las armas los conducen a donde están reunidos los pobladores tirados en el suelo y con las manos en la nuca. Se escuchan las arengas y los vítores y se insta a los pobladores a unirse "a la lucha del pueblo hasta la victoria final". No tuvieron reparos en dar el zarpazo final. Queman el Puesto policial, El local del Banco de la Nación, la Municipalidad, acribillan a once efectivos policiales y saquean la tienda de un señor Cárdenas y con todo el botín cargado en el camión de Cárdenas, huyen del pueblo haciendo disparos y arengando a sus dementes seguidores para que la lucha armada continúe. ¡Viva el presidente Gonzalo!, dicen.

El comentario del "Comercio" continúa: "Ocurrida la acción criminal, el número de pobladores descendió. Muchos huyeron a refugiarse y protegerse a ciudades de la costa debido al temor que infundieron los terroristas" Y es en estas circunstancias que se necesitan hombres que mostrando sensatez y valentía animan a los pobladores a no dejarse aniquilar por el desánimo y que lejos de debilitar la moral de la población, la fortalece. Para  el futuro deben tomar precauciones, asumir el liderazgo. Es el caso del Juez de Paz de Laramate de ese entonces, Luis Alberto Cucho Guevara, que declaró: "Al no tener armas con que protegernos de las continuas amenazas de los senderistas, un grupo de vecinos solicitamos al Ministerio del Interior la re instalación del destacamento policial y el envío de un nuevo contingente de policías, quienes asumieron sus funciones un año después de ocurrido el atentado terrorista". Y en esta labor de animar al pueblo a no dejarse avasallar por las trágicas circunstancias que vivieron y sufrieron, secundando las declaraciones de Alberto Cucho, se escucha la voz del Presidente de la Comisión de Regantes del distrito de Laramate, el señor José Gallegos Tenorio: "la población de este distrito está constituida fundamentalmente por pequeños y medianos propietarios de tierras de cultivo y cabezas de ganado....y lucharemos por lo nuestro".
   
La respuesta al terrorismo se dio con energía, dando inicio a la  construcción moderna del Colegio Secundario y de las escuelas primarias, del Centro de Salud, un nuevo local para el Banco, la nueva sede de la Municipalidad.Las autoridades elegidas se comprometen ...


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